Escuchamos la palabra agenda y nos vienen a la cabeza todas aquellas agendas que pasaron por nuestras manos a lo largo de la vida, la que nos sirvió de primer diario donde esconder nuestras emociones más sinceras, la agenda en la que anotábamos los teléfonos de las amigas, la que cada día se va actualizando con la lista de la compra, la que nos recuerda, que mañana, tenemos una reunión de trabajo a las diez.

Cuando al entrar en el aula preguntamos al alumnado si conoce la Agenda 2030, muchas de las veces fruncen el ceño, otras muestran dudas; alguna, nos cuentan que les suena ligeramente. Nuestra tarea consiste en imaginarles con la Agenda 2030 bajo el brazo, en la mochila, o formando parte de aquellas asignaturas con las que comienzan a hacer los deberes porque son las que más disfrutan. Ante la precariedad, la desigualdad y las violencias que permean los contextos que habitan y que la pandemia agravó, nos estimula el propiciar espacios donde puedan desarrollar sus capacidades, hacerles sentir partícipes de un horizonte de cambio, conectarles con la empatía, con la escucha, con la emoción de “sentir que forman parte”. Devolverles las ganas de futuro.

El curso 2021 - 2022, en el marco del proyecto de Educación para la Ciudadanía Global financiado por el Ayuntamiento de Madrid, entramos con esta intención a compartir con 106 educadoras/es, 464 jóvenes y 54 familias en seis espacios educativos del ámbito formal y no formal de los distritos de Villaverde, Carabanchel y Villa de Vallecas en el sur de Madrid. A pesar del gran esfuerzo que nos ha supuesto adaptarnos a la disparidad de contextos que se nos han presentado, nos sentimos agradecidas de comprobar que ha resultado ser un proceso transformador, lo que nos alienta a seguir creyendo en la educación como herramienta desde la que motivar una ciudadanía que apueste por el bien común.

Uno de nuestros aprendizajes ha sido confirmar la oportunidad que nos brinda la Agenda 2030 analizada desde un enfoque interseccional, para hacer entender a jóvenes y personas adultas el carácter estructural de los problemas que queremos abordar. Entender que el sistema en el que vivimos genera desigualdades y opresiones que tienen consecuencias sobre el planeta, las mujeres y los pueblos no occidentales; permite que comprendan las causas y magnitud de los problemas y entiendan qué tiene que ver con ellas/os y cómo las soluciones han de ser colectivas.

La conformación y acompañamiento de grupos motores de jóvenes como agentes de cambio en sus comunidades educativas que, cargados de ilusión y convicción, entran en las aulas de sus compañeras/os para transmitirles sus aprendizajes, es otra de las claves educativas por las que apostamos. Por su carácter multiplicador y porque impulsa el protagonismo de la gente joven para poder construir sus propios espacios de desarrollo personal en un sistema educativo que no se lo pone fácil.

Cada año comprobamos como el profesorado y educadoras/es son agentes decisivos para la sostenibilidad de los proyectos que ponemos en marcha, siendo fundamental su accionar en el aula y en los espacios educativos que coordinan. El manual de prácticas educativas para llevar el feminismo y el ecologismo a las aulas elaborado por InteRed, está siendo una herramienta muy útil que les facilita la intervención directa con la gente joven.

Con este proyecto, además, celebramos la estrategia de entrar en cada distrito en un centro educativo y en un espacio de educación no formal, lo que ha permitido tejer redes entre agentes educadores y sociales de los barrios. Ha favorecido a su vez que el alumnado saliera de sus centros educativos para, entre otras acciones, visitar espacios de igualdad y huertos urbanos, conociendo a personas y colectivos que también están impulsando la Agenda 2030 de una forma comunitaria.

Al finalizar el proceso, cuando evaluamos lo compartido con jóvenes y educadoras/es y grabamos sus testimonios en un video colectivo, pudimos apreciar que la Agenda 2030 había permeado sus vidas de alguna manera. Que cuando decían ODS13 estaban pensando en que ya no iban a ir a trabajar todos los días en coche, o en que querían dejar de hacer tantas compras on-line y usar menos plásticos. O cómo el ODS5 les conectaba con esos comportamientos machistas en sus entornos cercanos que querían intentar enfrentar y el ODS10 les hablaba de desigualdades, pero sobre todo de privilegios.

Con este proyecto hemos dado un pasito más para acercarles la Agenda 2030, para que sea más que una agenda, para que se convierta en parte de las hojas de su diario personal, en el que, bajo la rúbrica “cosas que me han alegrado el día” esté escrito: “juntarme con mis compas para cambiar el mundo”.

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Este trabajo se enmarca dentro del proyecto: “Promovidas en los barrios del sur de Madrid comunidades educativas transformadoras comprometidas con la Agenda 2030 para la construcción de sociedades solidarias y sostenibles en un contexto de pandemia”. Financiado por Ayuntamiento de Madrid, 2021. 2021/027-0763

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María Monjas Carro. 

InteRed Madrid