“Las propuestas del Convenio son bien recibidas y muy valoradas… se les aporta materiales, metodologías y acompañamiento para la práctica docente”

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  • Categoría: Cooperación internacional
  • Fecha: 30 de Enero de 2023

Deimy Ventura es coordinadora de la delegación de InteRed en Guatemala, antropológa de formación, coordina el Convenio: Contribuir al efectivo cumplimiento del derecho de niñas y mujeres a una vida libre de violencias en Guatemala. En consorcio con la ONGD AIETI. Financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

¿En qué consiste el trabajo del Convenio “Vidas libres” de violencias machistas en Guatemala que desarrolla InteRed y AIETI con las organizaciones socias locales con la financiación de AECID?

El foco principal de este Convenio es abordar de forma integral las violencias machistas desde el trabajo preventivo, y educativo con la juventud y comunidades y, desde la atención integral directa a mujeres sobrevivientes. 

El Convenio tiene dos líneas de trabajo directas con titulares de derechos; la primera línea, está relacionada con la atención integral a niñas y a mujeres adultas sobrevivientes de violencias machistas; y la segunda línea, es un trabajo más preventivo desde los ámbitos educativos formales y no formales, con bastante peso en el sector de la educación formal para la prevención de violencias machistas, pero desde la educación integral en sexualidad. La tercera línea, tiene un componente de fortalecimiento de las Organizaciones Socias Locales (OSL) del consorcio, junto con InteRed y AIETI, especialmente en enfoques y miradas; y una cuarta línea, orientada al trabajo conjunto entre las organizaciones. Digamos que el resultado 1 y 2 está orientado a los titulares de derechos; y el resultado 3 y 4, fortalece nuestras capacidades para el trabajo con titulares de responsabilidades y obligaciones.

Conjuntamente realizamos acciones de comunicación, sensibilización, investigación e incidencia, esta última más directamente desde las OSL. Ese es el trabajo más articulado

¿Cómo reciben las OSL, el profesorado, las familias,  las propuestas formativas?

Las OSL son quiénes construyeron, junto con nosotras, las propuestas formativas, y fue a partir de una definición colectiva de las líneas de abordaje y las formas en que queríamos trabajar las violencias, el cómo construimos este trabajo. Las OSL tienen ciertos límites para abordar algunos enfoques, porque antes del Convenio la violencia la veían como algo general; y en el marco de este Convenio, han ido afinando la mirada para el abordaje de las violencias machistas. Por ejemplo, en términos metodológicos, en la Educación Integral en Sexualidad (EIS) o la educación afectivo sexual, las OSL es donde quizá tenían más recorrido y experiencia en este abordaje, que quizás otras organizaciones del consorcio, quiénes han ido adaptándose paulatinamente a la EIS como una apuesta importante para la prevención de la violencia contra niñas y mujeres y prevención de embarazos.

 En el caso de las familias… En Guatemala hay pensamientos o grupos reaccionarios que acusan a las familias de ser quiénes no quieren abordar este tipo de problemáticas desde el sector educativo; pero hemos podido ver que no es a si, las familias son las primeras que demandan que se les apoye en temas de prevención de violencias… porque no tienen herramientas. Al principio hay un temor, pero cuando ya comprenden el objetivo de la EIS, la recepción es positiva, la gente se siente satisfecha de recibir estos procesos de formación y, no solo eso, sino que apoyan que sus hijos e hijas reciban estas formaciones desde la escuela.

El profesorado, no es que rechace estas formaciones; es que se le pide que aborde el racismo, la violencia, la memoria histórica… además, de los procesos propios del currículum nacional base; aunque estas temáticas también estén contempladas, lo que hay es una dificultad para responder a todos los requerimientos de un sistema educativo que no le apoya.

Cuando nosotras empezamos a trabajar con profesorado y docentes, la recepción fue muy positiva; sobre todo en zonas donde la formación docente está ausente, como pueden ser las zonas rurales que es donde hay más recepción, por parte del profesorado, para formarse en metodologías nuevas sobre el abordaje de la violencia. En las zonas urbanas, quizás por la saturación y las dificultades del sistema educativo, hay más rechazo porque se siente como una carga… aunque se transversalize en el currículum y se responda a la propia exigencia del trabajo docente, hay un deseo de querer hacer las cosas porque hay una preocupación real de los y las docentes por las niñas y los niños; especialmente las niñas y por casos que se han visto en las escuelas… pero es verdad que el sistema educativo de Guatemala no favorece que el profesorado se forme; lo sienten como una carga. Las propuestas de abordaje del Convenio son bien recibidas y muy valoradas… se les aporta materiales, metodologías y acompañamiento para la práctica docente.

En las comunidades es mucho más fácil tener una respuesta favorable en el trabajo de prevención de violencias machistas, pero también cuando las OSL están más vinculadas a procesos de atención directa de sobrevivientes de violencia o a procesos formativos con adolescentes y mujeres adultas… Es donde se empiezan a ver ciertas divisiones entre aceptar el trabajo de prevención o cuestionar las resistencias propias de los agresores o de quiénes no entienden que los estereotipos de género, una mirada machista o las masculinidades hegemónicas favorecen las violencias y, ahí es donde algunos liderazgos, incluidas las propias instituciones del Estado, no respaldan muchas veces este tipo de propuestas, porque son a favor de los derechos de las mujeres.

¿Cómo se contextualizan los materiales educativos de las propuestas con las diferentes realidades?

Los materiales los diseñan y desarrollan las propias organizaciones socias locales que tienen una gran experiencia del trabajo con las comunidades, salen de las propias necesidades de la población a la que se dirige este Convenio y de la larga trayectoria de las OSL en el trabajo educativo, y salen de las personas técnicas que son de la propia comunidad y les es más fácil contextualizar.

¿Cómo se aplica de forma tangible este Convenio en educación?

Lo voy a explicar desde el componente preventivo educativo y cómo se hace realidad en el día a día: son procesos de formación a niñez (desde los 7 años), a adolescencia (entre 14 y 17 años) y al trabajo con mujeres en procesos de formación y prevención. Esto se hace operativo, en el trabajo de formación docente, pero también de formación de familias, niñas, niños y adolescentes en talleres dentro de los espacios educativos; las OSL por su largo recorrido, principalmente tres de ellas, por sus vínculos de trabajo con el Ministerio de Educación, acceden a los centros educativos porque tienen firmados convenios de colaboración con el Ministerio de Educación o con las Direcciones Departamentales de Educación y desarrollan procesos de formación;  no son talleres individuales, sino que son todo un proceso de formación docente que al inicio del Convenio se desarrolló para lograr las metas de formación.

Se realizan reuniones presenciales de formación con docentes, acompañamiento para la implementación de los procesos con chicas y chicos en las escuelas, desde el ámbito educativo formal; pero también están los “espacios amigables” que trabajan directamente con adolescentes y jóvenes; se hace todo un trabajo de fortalecimiento de liderazgo adolescente y joven para que trabajen con sus pares, pero también, con el centro de salud de la comunidad para que se garanticen sus derechos sexuales. Hay un proceso de formación con grupos de líderes jóvenes que trabajan con otras y otros adolescentes y jóvenes, en un intercambio acerca de sus preocupaciones, pero todo acompañado por formación y por el fortalecimiento de liderazgos por las OSL.

Con las familias es lo mismo. Lo que busca el Convenio es trabajar integralmente con toda la comunidad; en paralelo, así como se forma al profesorado, se trabaja con las familias; primero, porque tienen el derecho de saber qué procesos están desarrollando sus hijos e hijas en la escuela; segundo,  porque eso favorece la aceptación de la EIS por parte de las familias y, finalmente, las acciones comunitarias que se realizan, con apoyo docente, a niñas,  niños y familias donde se visibiliza el trabajo que se está realizando en las escuelas; pero también, se incide o sensibiliza a la población para que exprese su respaldo a este tipo de procesos educativos en las escuelas y en el sistema educativo. Lo que se busca es que se genere un respaldo de las comunidades frente a las resistencias que se oponen a abordar las violencias desde el sector educativo. Es todo un proceso.

En los “espacios amigables” es más concreto porque las juventudes en Guatemala tradicionalmente no han tenido acceso ni a la información, ni al acompañamiento directo acerca de sus preocupaciones en torno a su sexualidad y su formación afectiva; se incide en el centro de salud para que genere un espacio diferencial; el Convenio ha favorecido su equipamiento, insumos para que se active, capacitación al personal; y se articula salud y educación para que la juventud acceda a la información y al acompañamiento.

En la línea de atención integral, las OSL expertas, como es el caso de la Asociación Grupo Integral de Mujeres Sanjuaneras (AGIMS) y el  Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la Mujer (CICAM), dan atención directa en asesoría legal, acompañamiento jurídico y atención psicosocial desde las diferentes formas y expresiones y con pertinencia cultural a niñas, adolescentes y mujeres; y todo el proceso de acompañamiento, desde el seguimiento del caso hasta su resolución, cuando las mujeres y adolescentes deciden iniciar un proceso de denuncia. Cuando son casos muy específicos de violencia sexual lo derivan a otras organizaciones  que lo abordan. Hay un trabajo preventivo, como el que hace InteRed en España, pero en Guatemala hacemos además, atención directa con el acompañamiento legal y psicosocial, hasta que hay una sentencia judicial.  

¿Qué supone la superación personal y la sanación a través del teatro de las mujeres víctimas de las violencias machistas?

En estos procesos de atención integral a mujeres sobrevivientes y procesos de prevención, se trabajan, desde formas alternativas, el abordaje de la violencia; y una de esas formas, aunque no es la única que se trabaja en el Convenio, es la sanación a través del teatro con grupos de mujeres que se han identificado que necesitan acompañamiento en ciertos procesos. Se definen quiénes pueden participar e involucrarse en procesos de sanación, sobre todo porque han vivido violencias desde que son niñas hasta su vida adulta; y es necesario reconstruir su pasado, desde sus propias vidas; primero, identificar cuándo empezaron esos ciclos de violencia y por qué lo siguen viviendo en la actualidad; y es a través de la revisión de su propia historia y con técnicas y herramientas desarrolladas, en el caso de este Convenio, por las Poderosas Teatro, que las mujeres usan la expresión artística para sanar las heridas que han acumulado a lo largo de su vida. 

Otras experiencias alternativas, dentro de este Convenio,  es que trabajamos también con procesos de sanación y autocuidado desde las prácticas ancestrales; por ejemplo AGIMS, trabaja con herramientas terapéuticas; no hablan de procesos psicosociales, si no de trabajo terapéutico comunitario desde las prácticas ancestrales mayas; utilizan rituales propios de sanación que son más colectivos y desde la espiritualidad maya que abordan estos dolores propios alrededor del fuego.

También dentro de estos procesos de sanación y autocuidado, realizamos terapia ocupacional, por ejemplo, la que trabaja CICAM, la sanación a través del arte, la pintura… o la lúdica que trabaja más EPRODEP Y SERCATE y, quizá otras prácticas de autocuidado que van más en la línea de “Sanar con Conciencia”, mujeres que han desarrollado terapias alternativas como son ejercicios de respiración, expresión corporal, cómo controlar el cuerpo… para liberar tensiones y dolores.

¿Qué son los espacios educativos amigables para jóvenes?

Es una estrategia que se repite en varios países de América Latina. Son espacios para adolescentes y jóvenes dónde pueden informarse sobre sus derechos sexuales y afectivos y, acceder a atención diferenciada; que no se da, ni en los espacios educativos en las escuelas, ni en los centros de salud por las propias carencias. Esos espacios amigables intentan respetar la privacidad, las inquietudes, y los derechos de adolescentes y jóvenes, que son propios de su edad; están en una etapa de descubrimiento y estos espacios son también de protección para ejercer una sexualidad informada…

Los espacios amigables suelen ser los últimos en recibir financiación porque la mirada conservadora, en países como Guatemala, hace que se firmen convenios para su existencia, pero que a la hora de la verdad, no se les dé presupuesto, o que el personal no esté capacitado para atender a adolescentes y jóvenes desde un enfoque de derechos humanos. Estos espacios amigables educativos dan información a adolescentes, pero también, son para su protección, les dan acceso a la atención de la prevención de violencias, de prevención ETS (enfermedades de transmisión sexual) para que ejerzan su sexualidad con responsabilidad. En el marco de este Convenio, se ve como una estrategia importante de prevención de la violencia porque los adolescentes y jóvenes, reciben formación sobre cómo protegerse e identificar señales de violencia, al estar en la etapa de relaciones de noviazgo, de pareja…  de descubrimiento de su sexualidad, hay muchos riesgos, en el caso de la población adolescente y joven de Guatemala, de vivir violencia y no darse cuenta o de poner en riesgo su salud. El Convenio ha permitido, en su cuarto año de ejecución, que tres espacios amigables estén en activo, es un impulso para que permanezca en el tiempo cuando termine este Convenio.

Es importante destacar que los liderazgos de adolescentes y jóvenes que han formado el Convenio, se han vinculado a la Comisión del Menor del Congreso de Guatemala y han favorecido que diputados y diputadas visiten estos espacios amigables; y puedan ver, por un lado, las carencias del propio sistema de salud; pero también, la fortaleza que genera que trabajen articuladamente con las OSL de InteRed.

Estos espacios amigables, promovidos por la Fundación Pedro Poveda, se encuentran dos en el municipio de Chinautla: uno, en el sector de San Julián; y el otro, en Santa Cruz de Chinautla; hay otro espacio en el que trabajamos, promovido por EPRODEP, que está en Ciudad Quetzal, en el municipio de San Juan Sacatepéquez.

¿Qué buenas prácticas destacas dentro del Convenio?

Destaco la implementación de lo que llamamos las unidades de seguimiento porque son espacios pensados para la articulación de las organizaciones sociales locales. En esos espacios están la unidad de atención y la unidad de seguimiento de prevención, que son las más activas. Se reúnen las OSL especializadas en la atención integral a mujeres sobrevivientes de violencias y hacen intercambios metodológicos. No se cierra a que otras organizaciones participen para que todas tengan una mirada renovada y participen de procesos más amplios de formación docente. En estas unidades de seguimiento también ha habido una apropiación de los materiales educativos, de los que son comunes, y de los que elaboran algunas de las OSL en ciertas temáticas, y que dan a conocer y comparten y así otras organizaciones se enriquecen; lo mismo pasa en términos metodológicos, por ejemplo, en todo el acompañamiento psicosocial que le puede servir a otras entidades; o la actualización de los protocolos en atención a mujeres sobrevivientes, con los aportes de todas; hay un enriquecimiento importante en estos espacios, también se comparten miedos, preocupaciones y decisiones sobre situaciones de riesgo que están viviendo algunas de las organizaciones.

Otra de las buenas prácticas, son los espacios de autocuidado, tanto para las OSL como para quiénes acompañamos a las organizaciones, porque abordar las violencias machistas genera un desgaste importante, al estar escuchando historias permanentemente de las situaciones que se viven a nivel comunitario; y tener esos espacios de autocuidado programados, dentro de este Convenio, y que las OSL los tengan, es importante.

Destacan también los planes de seguridad que hemos implementado y que desarrollamos al inicio del Convenio, para cuidar y proteger a los equipos técnicos de las OSL y de las ONGD españolas, porque hay reacciones violentas de agresores, y de ciertas instituciones, hacia el trabajo a favor de los derechos de las mujeres; el que sepan sus derechos genera aversión, era necesario contar con estos planes para que las OSL pudieran gestionar mínimamente la seguridad de sus equipos… se desarrollan estrategias básicas, para el autocuidado, la autoprotección y la seguridad del personal técnico; ahora estamos en un proceso de revisión y actualización de estos planes de seguridad porque hemos visto que las amenazas en el contexto han cambiado.

¿Se avanza en derechos de las mujeres en Guatemala?

Se avanza y se retrocede. En los últimos años hemos avanzado en el establecimiento y fortalecimiento de la institucionalidad a favor de los derechos de las mujeres… con una Secretaria Presidencial para la Mujer, una defensoría de las mujeres indígenas, etc. Lo que pasa es que, así como se avanza en la institucionalización de estos espacios que garantizan los derechos de las mujeres; en los últimos tres años, a estas entidades se les está cortando el presupuesto. Se avanza y se retrocede, y esto no ayuda a que la población respalde la lucha por los derechos de las mujeres. Recordemos que en 2017, 56 niñas y adolescentes fueron quemadas en el albergue “Hogar Seguro”, y la impunidad sigue presente en estos casos; digamos que la impunidad en los casos de violaciones de derechos de las mujeres es muy alta.

Hay buenas leyes a favor de las mujeres y que protegen la violencia, tenemos instituciones, fiscalías especiales para la atención de la mujer, sistemas que articulan instituciones para proteger a niñas y mujeres; lo que ocurre, es que, aunque tengamos la legislación, y algunas todavía insuficientes en atención de espacios para las mujeres, la impunidad sigue ganando.

¿Qué lección importante has aprendido?

La importancia de la planificación en cuanto a actividades y el personal que las desarrolla. Lo bueno es que instala capacidades. También, los procesos de formación de este Convenio y el aprendizaje de las unidades de seguimiento donde las OSL, han podido realizar desde lo concreto, el análisis y abordaje de las interseccionalidades en las violencias que viven las niñas, adolescentes y mujeres. Ha sido muy positivo en este Convenio porque se da atención a mujeres con realidades muy diversas, dado que se trabaja con mujeres mestizas e indígenas de zonas rurales, urbanas y peri urbanas; con problemas estructurales comunes pero que se complejizan en cada territorio. La ausencia de la institucionalidad estatal, para la protección de las mujeres y las niñas, genera numerosos obstáculos para acceder a la justicia: recursos económicos que complican el seguimiento a sus procesos; y cuando se accede; las mujeres indígenas, por ejemplo, tienen que enfrentarse al racismo y a una atención sin pertinencia cultural. Tanto las mujeres indígenas, como mestizas de barrios marginados, viven la estigmatización y el clasismo, entre otras situaciones de vulnerabilidad. Ello deriva, en una mayor conciencia de las OSL y valorar el trabajo en redes y con otras organizaciones aliadas.

¿Cuál es tu fuente de inspiración?

Las historias de vida de las mujeres que me han acompañado a lo largo de mi vida.

¿Un deseo?

Que no haya más violencia sexual contra las niñas y mujeres; que se reduzca la impunidad, que podamos andar libre niñas y mujeres en Guatemala… sin miedo a andar por la calle.

 

* Entrevista realizada por María Cobos. Responsable de Comunicación en InteRed