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Si cada persona en el mundo fomentara prácticas de responsabilidad social individual, el presente y el futuro serían un mejor lugar para las actuales y futuras generaciones.

En la publicación anterior sobre ¿Cómo comprender la Responsabilidad Social y el vínculo desde lo individual? hablábamos que la Responsabilidad Social Individual es ese compromiso que tenemos las personas al formar parte de la sociedad para vivir en un entorno más justo, equitativo, inclusivo, saludable y digno.

Como personas, nos interactuamos en una serie de espacios para compartir nuestros intereses, creencias, cubrir necesidades, afrontar retos, o entretenernos y lo hacemos desde distintos entornos, ya sea desde la familia, empresas, instituciones u organizaciones, espacios educativos o de recreación, en fin, todos esos ámbitos en los que nos desenvolvemos, nos relacionamos o convivimos.

Y es de esto de donde surge el concepto de Responsabilidad Social Individual, que hace referencia a la conducta ética, es decir, esa forma correcta de actuar en donde las acciones o comportamientos que tenemos no nos afecten individualmente, a otras personas, ni al entorno en el que nos desenvolvemos.

Dicho de otra manera, son todos esos valores que vamos aprendiendo y poniendo en práctica a lo largo de la vida y que impactan de manera positiva o negativa en todas nuestras relaciones.

De ahí la vinculación estrecha de esa ética y valores que debemos adaptar a la hora de comportarnos y relacionarnos desde la responsabilidad social individual y desde ese compromiso que tenemos todas las personas al formar parte de la sociedad a través de los diferentes roles que desempeñamos tanto desde lo individual, como desde de las estructuras en las que nos desenvolvemos, desempeñando roles de dirección, de coordinación, como trabajadores, clientes o personas usuarias de servicios.

Desde cada uno de esos espacios y roles tenemos responsabilidades que van más allá de las obligaciones legales que tenemos con el pago de impuestos, cumplir leyes de tránsito o las normas laborales; está relacionada con nuestra actitud y nuestra forma de actuar en el hogar, con nuestra familia, amistades, con el medio ambiente, el trabajo, con nuestra vecindad, con la sociedad y con el mundo en el que vivimos.

Para ello es importante prestar atención y revisar el comportamiento que estamos teniendo en cada uno de estos espacios:

• A nivel Personal, debemos prestar atención a nuestras necesidades y cuidar de nuestro cuerpo físico, emocional, mental y espiritual, a través de una mejora continua de quiénes somos y de las prácticas que desarrollamos.

Por lo tanto, es imprescindible aplicar acciones de autocuidado que nos permitan mantener hábitos y pautas saludables que brinden un equilibrio en las diferentes áreas de nuestra vida.

• Desde lo familiar, es necesario fomentar y practicar valores positivos, desarrollar una escucha activa y establecer procesos de comunicación que fomenten relaciones basadas en el respeto, el amor y la tolerancia.
• Desde el enfoque de Derechos Humanos, tenemos el deber como personas de respetar a nuestros semejantes, sus costumbres, cultura, raza, creencias, preferencias sexuales, y sobre todo su integridad.
• Desde las prácticas laborales, tenemos el deber de cumplir con nuestras responsabilidades labores con el mejor estándar que podamos, participar en las actividades promovidas en el trabajo, tener asertividad, practicar la escucha activa, contribuir y aportar en el fomento de un clima laboral agradable, con relaciones saludables basadas en el respeto, la colaboración y la tolerancia a las diferencias.
• Desde el medio ambiente: A través de un uso adecuado y un consumo responsable de los recursos naturales, como el agua, la energía, la gasolina, la utilización de productos no contaminantes o el desarrollo de prácticas de reciclaje.
• A través de prácticas justas de negocios: manteniendo un comportamiento ético y responsable consigo mismo y con las demás personas, y fomentando medidas en donde ambas partes ganen.
• Como consumidor: Siendo responsables en nuestras compras y adquiriendo productos y servicios de empresas que también tengan un comportamiento responsable con sus prácticas empresariales, con sus clientes, trabajadores, el medio ambiente y con la comunidad de la que forman parte.
• Con la comunidad y la sociedad: Como seres humanos no podemos ser indiferentes a situaciones de injusticia, de pobreza, de desigualdad, debemos practicar la empatía, la solidaridad, participar en acciones de voluntariado que ayuden a mejorar la comunidad.

Si bien es cierto que no podemos contribuir con el mundo entero, como personas podemos contribuir con nuestro entorno cercano. Desarrollando individualmente estas prácticas, estaremos aportando cambios en nuestras propias vidas y por ende en la de los demás. Si cada persona en el mundo fomentara prácticas de responsabilidad social individual, el presente y el futuro serían un mejor lugar para las actuales y futuras generaciones.